Solo un minuto de diferencia a la llegada real del primer tren de ondas del tsunami del pasado miércoles 30 de julio pronosticó el SLAT del Centro de Ingeniería en Mitigación de Catástrofes Naturales (CIMCN) de la Universidad de Antofagasta, tras el terremoto ocurrido en la península de Kamchatka en Rusia, a más de 14 mil kilómetros de distancia, consolidándose como un sistema confiable de alerta y prevención.
El mecanismo surge en el año 1997 (hace más de 25 años) sustentado en un modelo matemático creado por el geógrafo e hidrólogo y director del CIMCN, Jorge Van Den Bosch, en el cual trabajaron también el matemático Nelson Acuña y el ingeniero en computación, Carlos Pérez, estructurado en base a información proporcionada por centros de terremotos internacionales, con la cual se construye una matriz y en base a algoritmos, el software proyecta y dimensiona el nivel destructivo y horario estimado del arribo de un tsunami a una zona geográfica determinada.
“Nosotros tomamos en cuenta el lugar donde ocurrió el terremoto, la magnitud del terremoto, dónde ocurrió y eso aparece internacionalmente, está en el sistema norteamericano, está en el sistema japonés, está en el sistema europeo, está en el sistema ruso, ellos te informan del terremoto de inmediato, en tiempo real. Entonces nosotros tomamos las coordenadas del terremoto, ubicamos el lugar, la magnitud y la profundidad del foco, y comenzamos a proyectar”, explica Van Den Bosch.
El SLAT además emite un boletín con el grado de peligrosidad del tsunami y lo categoriza de acuerdo con un tipo de alerta (roja, amarilla, verde y azul), como ocurrió en el caso del terremoto del 29 de julio en Rusia, en que el sistema en unas horas anticipó que las ondas del tsunami tenían características no destructivas y arribarían a las costas de Antofagasta a las 16:39 horas, cumpliéndose la proyección.
En este informe también detalla las acciones a realizar previamente introducidas al sistema, dependiendo del tiempo que se dispone antes que arribe el primer tren de ondas, como: retirar barcos en gira, activar la evacuación en caletas alejadas geográficamente, movilizar enfermos a un tercer o cuarto piso en un hospital ubicado en una zona costera, entre otras medidas preestablecidas, las cuales pueden olvidarse en instantes de pánico, pero el mecanismo las presenta y el usuario solo debe ejecutarlas.
SLAT en funcionamiento
De acuerdo con los datos de la estación mareográfica Antofagasta de la Unesco, el miércoles 30 de julio se registró la primera onda a las 16:40 horas, con una diferencia de 60 segundos de lo indicado por el SLAT, lo que demuestra la calidad, precisión y su mejoramiento constante, ya que en el terremoto en Japón el 2011, el SLAT pronosticó que las primeras ondas del tsunami llegarían antes de lo previsto, y se equivocó en solo 15 minutos, chequeado por la gente de la Armada que disponían de un mareógrafo en el sector portuario, ante el asombro del Comité de Emergencia reunido aquella noche.
“Los softwares se van perfeccionado, porque siempre ocurre que cuando lo aplicas hay un detalle, y la mejor manera de chequearlo es con los terremotos y tsunamis reales. Y cuando nos encontramos con problemas, de repente, ¿por qué calculó esto? ¿Por qué calculó esto otro? (sic), lo estudiamos y lo hemos ido perfeccionado. En eso estuvimos como tres años, hasta que ya definitivamente lo colocamos ya en servicio, junto con crear una matriz del tiempo, que demandó un arduo trabajo durante meses, para adaptarse a los distintos usos horarios, porque este sistema sirve para cualquier parte del mundo”, precisa el investigador.
Entre las principales fuentes informativas con que el sistema realiza la modelación matemática, destaca el Centro de Terremotos de Estados Unidos, Centro de Terremotos Europeo, Centro de Alerta de Tsunamis del Pacífico (PTWC), Centros Regionales de Alerta de Tsunamis, NEAMTWS (Europa) y Centro Internacional de Información sobre Tsunamis, ITIC (Asia), entre otros.